Primero los jóvenes hortelanos/as sacaron la cosecha del verano: calabacines, berenjenas, acelgas, zanahorias, rúcula, etc. Obteniendo, como no podía ser de otra manera, las preciadas semillas. Y lo que sobra, a alimentar a las lombrices y orugas de la compostera.
Luego, tocaba preparar la tierra. Con azadas y azadillas fueron cavando los bancales, sin prisa pero sin pausa; al ritmo de las hojas que caían de los árboles…
Entonces llegó el momento de planificar la huerta de otoño – invierno y empezar a sembrar. Habas, guisantes y garbanzos, acelgas, espinacas y rúculas, rabanitos, zanahorias y remolachas, hortalizas de vaina, hoja y raíz, que ya están germinando en los huertos escolares torresanos. Y por si fuera poco, las bombas de semillas también han brotado con las lluvias de otoño. ¡Alegría y abundancia!
EXCELENTE FELICIDADES