Ya llegó la primavera que la sangre altera. Los pulgones a sus habas y las flores por doquier. Abejorros y todo una miríada de polinizadores libando el néctar mientras unos intrépidos aprendices de hortelan@s fumigan con maceración de ajo y agua jabonosa.
Los invernaderos de los colegios y las familias que apadrinaron semilleros por Semana Santa han hecho que tengamos un buen plantel que trasplantar. Aprendemos el noble arte del trasplante a tierra y el repicado a macetas.



Nos da tiempo para experimentos varios que amplían la Naturaleza en la escuela, desde los huertos verticales hastas las macetas autorregantes.

Y lo mejor de todo es la cosecha. Porque mayo es el mes de las habas, pero también de los guisantes, las acelgas, los rabanitos, las fresas e incluso las coliflores y brócolis.



