CETONIAS, UN TESORO EN EL COMPOST 

En el colegio San Ignacio de Loyola hemos experimentado una enorme sorpresa al descubrir unas larvas grandes, blancas y arrugadas en el compost, precisamente cuando íbamos a echarlo con palas a los bancales para fertilizar. Había seis o siete larvas y cerca de ellas, algunos escarabajos de coloración verde metálica. 

Tanto las larvas como los adultos, pasaban de mano en mano con gritos de entusiasmo y a veces de puro terror… La actitud de la educadora, sosegada y confiada, animó a algunos a no tener miedo. 

Observamos que los escarabajos volaban torpemente pero se alejan rápido, mientras que las larvas, que parecía que se iban a quedar inmóviles por no tener alas, se enterraron a los quince segundos. 

Estaba claro que eran CETONIAS (Cetonia aurata), un escarabajo de la familia Scarabaeidae. Los adultos ponen los huevos en el compost o en restos de materia orgánica como un tronco de árbol porque se alimentan de materia en descomposición. Hacen dos mudas y se convierten en preciosos adultos que pueden emerger en primavera o en otoño, como en nuestro caso, para alimentarse de néctar, polen, brotes, hojas y frutos de diversas plantas. En cuanto ponen los huevos, mueren y termina su hermoso ciclo. 

Ver parte de todo este proceso en nuestro huerto nos ha ilusionado mucho. La mayoría de las niñas y niños querían llevárselo a casa como si fueran mascotas, cuidar a las larvas como muñecos, alimentarlos vete a saber cómo y luego soltarlos vete a saber dónde… Entonces hablamos de la importancia de dejar los insectos en el lugar donde nos los encontramos para que sigan aportando notas de color y vida a nuestro huerto y porque ellos, mejor que nadie, saben donde tienen lo que necesitan para vivir.

Una vez más nos quedamos impresionados/as con diversidad de nuestra huerta.